En la vida solo importan las acciones, más allá de las palabras.
Las palabras se olvidan, se las lleva el viento.
Las buenas acciones, las recuerdan más quienes las han disfrutado.
Las malas acciones serán recordadas cada día por las Conciencias de quienes las han realizado, liberando tormentos y sufrimientos hasta el último suspiro de su Existencia.
La Conciencia es la memoria que activa la Esencia-Corazón para guiar las acciones por el bien del Todo.
El bien y el mal no existen. Solo existen las acciones buenas y malas.
No vivir desde la intención existencial de cada uno, por no atreverse a conocer su propia Esencia-Corazón, por no saber que representa en el Universo el Planeta Tierra donde se vive, por no sentir profundamente el sentido de la Existencia, es abrir la puerta a las malas acciones que activarán el poder de la Conciencia que roba la paz interior de las personas. Como resultado, crecerá una mente-ego que solo busca su propia protección y bienestar, buscando alejarse de la voz de la Conciencia, siendo los miedos, ansiedades, adicciones y algunas enfermedades, sus consecuencias.
En la Unión trascendental entre todos los Seres y el Planeta, la memoria del pasado se trasformará en un bonito ramo de flores para el futuro continuo, que es el presente.
Vivir desde la intención y vocación de las Esencias es liberar la conciencia de todo sentimiento de culpa para poder despedirse de este Mundo, cuando llegue el momento, en libertad, plenitud, y con gratitud.
Vivir de manera que la Conciencia sea día tras día una habitación vacía, mantiene a las personas sanas y libres.
No te acuestes sin limpiar antes la habitación de la Conciencia con el perdón, si procede, y conectando con el sentimiento de unión con el Todo.
